Casa que no es mi casa,
no me sale decirte adiós.
Casa que no es mi casa,
me has robado un pedacito de corazón.
Casa que no es mi casa,
gracias a ti soy quien soy.
Quién me iba a decir a mí
que un lugar, algo material,
me iba a transmitir
tantos sentimientos condensados
al recordarlo.
Me ha regalado risas,
llantos,
peleas,
paces,
luchas,
derrotas,
victorias.
Pero sobre todo personas.
Personas maravillosas.
Bueno, quizá algunas no tanto,
pero les tengo cariño igual.
Me han marcado,
me han acompañado,
me han apoyado.
Sé que a algunas de esas personas
no las podré olvidar
ni aunque quiera,
y llegados a este punto,
solo me queda
agradecerles eternamente.
Casa que no es mi casa,
dentro de ti he sido muy, muy feliz.
Casa que no es mi casa,
tú me has enseñado a vivir.
Gracias por todo,
casa que no es mi casa;
siempre serás mi hogar.
Irene