Como cada año, el día 30 de octubre conmemoramos el famoso milagro de Don Bosco ocurrido en el oratorio.
En un ambiente lúdico se trata de celebrar la buena convivencia y la alegría de estar juntos. Con un gesto que, en nuestra tradición salesiana, simboliza el premio al buen comportamiento.
Para los que no conozcan la historia, Juan Bosco quiso premiar a sus muchachos por su buen
comportamiento en una de las salidas del Oratorio con unas ricas castañas, fruto muy típico de aquella zona de Turín y que sirve a partes iguales para combatir el frío y el hambre. Pero por una confusión, lo que deberían haber sido varios sacos de castañas fueron unos kilos. No habría castañas para todos…
Pero he aquí el milagro, cuando Don Bosco comenzó a repartir las castañas de forma generosa, con un buen puñado a cada uno, esperando el momento en que se agoten, esto no ocurrió, hubo para todos. De ahí que los que lo vivieron comenzaron a llamar a estos hechos, el milagro de las castañas.
Aquellos hechos nos inspiran en nuestra labor, estimular un clima positivo, premiar y no castigar, con amor y siempre valorando el buen comportamiento, de buen seguro que en nuestra vida nos asegurarán muchas “castañas” por imposibles que éstas parezcan.
Momentos importantes que nacieron a partir de un simple sueño. Un sueño para ti.