(ANS – París) – También hay un fruto de la educación salesiana en los podios paralímpicos de París 2024: Ewoud Vromant, exalumno de la escuela «Don Bosco» de Gante, en Bélgica, amputado de una pierna, ha participado en los Juegos Paralímpicos de París en las pruebas de ciclismo y ya ha ganado dos medallas de plata, en la contrarreloj masculina C2 y en la persecución masculina C2. Y eso sin contar que el próximo sábado, 7 de septiembre, aún lo espera la prueba en carretera masculina C1-3.
Hace diez años, la vida de este ciclista, que hoy tiene cuarenta años, cambió drásticamente. Un tumor hizo necesaria la amputación inmediata de su pierna derecha. Un verdadero rayo en cielo sereno para un apasionado del deporte. Pero “hay una solución para cada problema” es el espíritu con el que Vromant ha enfrentado incluso este imprevisto obstáculo en su vida.
De niño, practicó todos los deportes: judo, tenis, natación, fútbol… Es difícil pensar en un deporte que no haya probado. Y, después de informarse bien, de joven eligió sin dudar la escuela «Don Bosco» de Zwijnaarde, cerca de Gante, aunque estaba más lejos de su casa que otras alternativas, porque allí se practicaban muchos deportes. Todos los días recorría los seis kilómetros en bicicleta para llegar, sin importar el clima. Y todo este deporte y su dedicación lo han convertido en un coleccionista de medallas.
Vromant no se considera religioso, pero a veces enciende una vela o dice una oración. Casado, tiene dos hijos, a los que sin duda enviaría a una escuela salesiana si no estuviera tan lejos de donde vive; y en la educación, afirma que cree que es importante dar un buen ejemplo.
Hoy dice tener un buen recuerdo del instituto Don Bosco, especialmente de la hora obligatoria de deporte durante el descanso del almuerzo, una espina en el costado para algunos, pero un verdadero regalo para él. Pasaba horas y días en los campos de fútbol y en las pistas de atletismo. Le encantaban las actividades extraescolares: las excursiones en bicicleta, las caminatas durante las vacaciones, la peregrinación en bicicleta desde Zwijnaarde hasta Turín, y así sucesivamente. También porque eran una oportunidad para conocer a los profesores de una manera diferente. Entre ellos aún había salesianos, aquellos que veías en el patio y sabías que siempre podías ir a buscar, como un oído que escuchaba. Sus mejores amigos de hoy se remontan a esos tiempos, informa.