La familia salesiana de El Campello, en su sentido más amplio, acogió el Pregón de las fiestas de María Auxiliadora 2019. El acto tuvo lugar el domingo 5 de mayo, en la Casa de Cultura de El Campello, y fue seguido por más cuatrocientas personas que se dieron cita para el evento junto a la Asociación de Mayores de El Campello.

El pregonero de este año fue Francisco Vázquez Adorna, director de la casa salesiana, quien hizo una defensa activa en favor de los jóvenes, y recibió un acalorado aplauso al terminar su intervención con un canto en directo a la Virgen. A continuación recogemos una referencia del Pregón.

«Don Bosco nos pide a todos a ayudar a que los jóvenes busquen su propio camino, volar con los pies firmes en la tierra , mirar el horizonte con los ojos llenos de esperanza. Hablar de educación significa hablar de promesas, hablar de alegría.

Los sueños más bellos se conquistan con esperanza, paciencia y empeño, renunciando a las prisas. No hay que tener miedo a apostar y cometer errores. Sí hay que tener miedo a vivir paralizados. Muchos jóvenes se preocupan solo de su cuerpo, procurando el desarrollo de su fuerza física o de la apariencia. Otros se inquietan por desarrollar sus capacidades y conocimientos, así se sienten más seguros. Algunos apuntan más alto, tratan de comprometerse más y buscan un desarrollo espiritual.

Crecer es conservar y alimentar las cosas más preciosas que regala la juventud. Estar abierto a purificar lo que no es bueno y a recibir nuevos dones de Dios que nos llama a desarrollar lo que vale. Nosotros decimos a los jóvenes: Déjate amar por Dios que te ama así como eres, que te valora y respeta, pero también te ofrece más y más. Tienes que descubrir quién eres y desarrollar tu propia forma de ser. Las heridas recibidas pueden llevar a la tentación del aislamiento, a replegarse sobre sí mismo, a acumular rencores.

Un proverbio africano dice: “Si quieres andar rápido camina solo. Si quieres llegar lejos, camina con otros”. Qué fácil resulta criticar a los jóvenes y pasar el tiempo murmurando y los privamos de oportunidades laborales, educativas y comunitarias desde donde agarrarse y soñar el futuro. Sin educación es difícil soñar el futuro, sin trabajo es difícil, sin familia y sin comunidad es casi imposible soñar un futuro. Porque soñar el futuro es aprender a responder no sólo a la pregunta ¿para qué vivo?, sino también a la pregunta ¿para quién vivo?, ¿para quién vale la pena gastar la vida?

Don Bosco no se fue a buscar a los jóvenes a ninguna parte lejana o especial, sino que aprendió a ver todo lo que pasaba en su ciudad. Preocupado por los niños y jóvenes sin estudios, sin trabajo, sin una mano amiga. Muchos vivían en la ciudad, muchos criticaban a esos jóvenes, pero no sabían mirarlos con los ojos de Dios».