El día 2 de noviembre, conmemoración de los Fieles Difuntos, es para los salesianos un día de entrañable recuerdo y celebración. Y es que en ese día se rememora con especial cariño el conocido como “milagro de las castañas”, un claro ejemplo de lo que Don Bosco fue capaz de hacer por los chicos del oratorio. Corría el año 1849 cuando Don Bosco junto a sus muchachos, después de rezar por el alma de los difuntos, volvían del cementerio a tomar las castañas que Don Bosco les había prometido. Entonces se produjo el milagro en el que sin apenas castañas para uno pocos, Don Bosco consiguió que todos tuvieran su ración. Fue por entonces cuando comenzó a comentarse la santidad de aquel sacerdote, que se ocupaba de procurar tanto las necesidades espirituales como terrenales de aquellos muchachos desamparados por la sociedad de la época.
Desde entonces, en cada casa salesiana se repite el gesto de repartir castañas asadas o cocidas: recuerdan aquel gesto que tuvo Don Bosco con sus jóvenes, y nos animan a hacer también lo mismo nosotros por los demás.
También en Salesianos El Campello hemos querido tener ese gesto y recuerdo, repartiendo y compartiendo castañas asadas con los alumnos y jóvenes de nuestra casa salesiana.
